Chapter 2
Mary C. Dyson

2. ¿Cómo leemos?

Fundamentos

Tal vez te preguntes por qué es necesario que los diseñadores gráficos o tipográficos conozcan la mecánica de la lectura, lo que parecería ser responsabilidad de científicos, en particular, de psicólogos. Para saber qué hace a un texto más legible, podríamos limitarnos a averiguar sobre los resultados de estudios específicos de legibilidad. Pero, para entender por qué algunos textos pueden ser más difíciles de leer que otros, necesitamos tener conocimientos sobre el modo en que leemos; en particular, sobre los primeros procesos perceptivos visuales de la lectura. A la etapa de identificación de letras y palabras se le ha descrito como el proceso perceptivo de reconocimiento de patrones, y es en este punto en que las decisiones de diseño (la determinación de las características visuales de letras o líneas de texto en una página o pantalla) pueden tener un efecto. La palabra escrita ha sido explicada como un objeto visual y una entidad lingüística (Grainger, 2016). Es posible que a los diseñadores no les preocupe tanto la entidad lingüística, pero la consideración de las palabras como objetos visuales parece ser crucial para el desempeño de un tipógrafo o un diseñador gráfico. Como psicóloga, me interesa el modo en que las variables tipográficas específicas afectan nuestra manera de leer. Y además, creo que esto representa una información muy útil para los diseñadores.

Los movimientos oculares

Gran parte de nuestro conocimiento del proceso de lectura proviene de estudios de los movimientos oculares. Nuestros ojos no siguen los renglones de manera suave y gradual, sino que realizan movimientos sacádicos, es decir, saltos muy rápidos de un punto a otros, que abarcan normalmente de 7 a 9 letras (Figura 2.1). Durante estos movimientos no tenemos visión; la visión tiene lugar en las pausas o fijaciones entre movimientos sacádicos, los que tienden a durar entre 200 y 250 mseg (un cuarto de segundo). Las pausas duran aproximadamente 90% del tiempo. Al alcanzar el final de una línea de texto, hacemos un barrido de regreso al principio (o cercano al principio) de la siguiente línea. Si no leemos algo correctamente, hacemos una regresión, volviendo a un punto anterior. Cuando realizamos los movimientos sacádicos, colocamos nuestros ojos de manera que el texto caiga parcialmente sobre el área de máxima agudeza en la retina; esta área se llama fóvea (véase Figura 2.2). A distancias normales de lectura, alrededor de 6 a 7 letras inciden en la fóvea; adyacente a ésta, está la parafóvea y la visión periférica. Tenemos un área de visión efectiva durante una fijación, a la que algunos autores denominan “alcance perceptivo”, en que utilizamos las letras que rodean a esas 6 ó 7 letras. Cuando leemos de izquierda a derecha, el alcance suele abarcar los espacios de 3 ó 4 letras a la izquierda de la fijación, y 14 ó 15 a la derecha (véase la figura 2.3). Sin embargo, no es algo fijo, dado que –por ejemplo– los lectores principiantes tienen un alcance menor y la dificultad del texto reduce el alcance (Rayner, 1986).

Pregunta: ¿Por qué los estudios de los movimientos oculares pueden representar adecuadamente la manera en que leemos? ¿Tenemos la capacidad de informar sobre nuestra propia lectura?

Figura 2.1: Patrón típico de movimiento ocular que ubica la fijación del ojo en una palabra (por lo general, hacia el comienzo de una palabra, marcado con puntos negros), la duración de los movimientos sacádicos (saltos), el barrido de regreso, desde un punto cercano al final de la primera línea hasta otro cercano al principio de la siguiente. Se muestra una regresión a la palabra ‘saludable’, seguida de una parada adicional en ‘cuerpo’. Diagrama basado en Larson (2004) y Rayner y Pollatsek (1989, p116).

¿Cómo reconocemos las palabras?

Entre los investigadores de la lectura, existe un amplio consenso de que el reconocimiento de palabras se basa en las letras. Durante las pausas o fijaciones, identificamos letras, que se combinan para percibir las palabras.

Figura 2.2: Anatomía del ojo, que muestra la retina (en la parte posterior del ojo) y el área con la máxima agudeza (fóvea).
Figura 2.3: Un ejemplo de alcance perceptivo y punto de fijación de lectores expertos.

Reexaminación de la forma de una palabra

Muchos textos sobre tipografía se refieren a la información que nos da la forma de la palabra, lo cual sugiere que reconocemos las palabras a partir de su contorno, por ejemplo, el patrón de ascendentes y descendentes (véase la figura 2.4), lo que procede de un modelo obsoleto, propuesto originalmente en 1886 por el psicólogo, James Cattell. Los textos clásicos relacionados con la legibilidad, incluyen referencias a la forma de la palabra, lo que probablemente corresponda al pensamiento vigente, o razonablemente vigente, basado en la literatura sobre Psicología en el momento de su publicación. Spencer escribió: “La percepción en la lectura normal ocurre palabra por palabra…” (Spencer, 1968, p. 20). Desafortunadamente, este punto de vista se ha perpetuado en la literatura publicada más recientemente, por lo que resulta importante que evaluemos críticamente lo que leemos.

Figura 2.4: Forma de palabra para minúsculas y mayúsculas con ascendentes y descendentes creando un contorno en minúsculas.

En una conferencia de la Association Typographique Internationale en septiembre de 2003, Kevin Larson (un psicólogo de la lectura que trabajaba en el Advanced Reading Technology Group (‘Grupo de tecnología de lectura avanzada’ del corporativo de Microsoft) habló de la discrepancia significativa entre los recientes modelos psicológicos de lectura y las creencias y opiniones de los tipógrafos. El Panel 2.1, basado en Larson (2004), explica cómo se originó la idea del reconocimiento de las palabras por su forma.

Pregunta: En tu opinión ¿por qué ha persistido durante tanto tiempo la creencia de que la forma de las palabras es importante en la lectura?

Ejercicio: Considera este párrafo con letras en desorden:

Súgen un ivdnaestgor de la Uinevsradid de Cmabrigde, no ipmotra en qué odren se ecnurtenen las ltears de una parblaa, sloo es ipormtnate que la pmrirea y la útlima ltera etsén en la psioción cocrrtea. El rsteo pedue etasr ttaolmntee mal y aun así se pedue leer sin pobrleams. Etso se dbee a que la metne hmauna no priceve cdaa ltera por sí msima, snio la paalbra cmoo un tdoo.

¿Puedes volver a organizar cada palabra de modo que resulte más difícil la lectura, pero sin mover las letras mucho más que en el enredo original? ¿Y será todavía posible leer algunas de las palabras si se cambian de orden las letras inicial y final?

Reconocimiento paralelo de las letras

Como lectores expertos, identificamos letras individuales en paralelo (simultáneamente) y no secuencialmente (una después de la otra). Por lo tanto, no sólo necesitamos descubrir cuáles son las letras, sino también su orden dentro de las palabras, utilizando espacios entre palabras para identificar los límites de la palabra. Usamos dicha información para hacerla coincidir con las palabras que tenemos almacenadas a fin de derivar un significado y/o un sonido (la pronunciación). El Panel 2.2 muestra una distinción entre lectura en silencio y lectura en voz alta.

El espacio entre letras también es importante, ya que las letras son menos visibles cuando están rodeadas de otras letras. Esto se conoce como “aglomeración”, sin que sea específico de las letras. El efecto de aglomeración es mayor en una vision periférica, lo cual implica que somos menos capaces de reconocer palabras cuando están alejadas de la fóvea. Esto se debe a una disminución de la agudeza visual y a la aglomeración. Las palabras se reconocen a partir de sus partes (es decir, las letras) y la aglomeración reduce nuestra capacidad de identificar las letras individuales, ya que las letras adyacentes confunden su apariencia.

Lo mismo sucede con las caras. Si observamos un rostro utilizando nuestra visión periférica, puede resultar difícil determinar si la persona está frunciendo el ceño o sonriendo. El contexto de la cara bloquea nuestra percepción. Si solo apareciera una boca en nuestra visión periférica, sin el contexto de la cara, sería más fácil determinar si se trata de un ceño fruncido o de una sonrisa. Si observamos a alguien (frente a nosotros) utilizando nuestra visión central, resulta una ventaja poder ver toda la cara. El recuadro 2.1 describe la investigación y se demuestra este efecto lo mejor posible.

Contexto de las palabras

Numerosas investigaciones sobre los métodos de lectura, ha utilizado letras y palabras aisladas que no se encuentran en el contexto de oraciones. Por lo tanto, estos estudios podrían ser criticados por usar material de prueba artificial que no refleja una “lectura normal”. (el Capítulo 4 analizará las razones de la elección de métodos con más detalle). Por lo general, leemos palabras dentro de oraciones, y este contexto puede ayudarnos a predecir qué palabra sigue. La descripción anterior de la aglomeración también ha demostrado que el contexto puede tener un efecto negativo (en la visión periférica). Un estudio psicológico ha examinado la contribución relativa de las letras, las palabras y el contexto de las oraciones a la rapidez con que leemos (Pelli and Tillman, 2007). Los investigadores encontraron que las letras contribuyen más a la velocidad de lectura (62%); las palabras, solo el 16% y el contexto de la oración, el 22% restante. Por lo tanto, la forma de las palabras contribuye en una parte muy pequeña a la lectura. La investigación se describe en el Recuadro 2.2.

Pregunta: ¿Con qué facilidad puedes leer lo siguiente? ¿Por qué esto es más difícil que la demostración en el Panel 2.1 proveniente del texto que circula en Internet? (Leer el Recuadro 2.2 puede ayudar)

Que y la pmrirea parblaa Uinevsradid en la ltears sloo ivdnaestgor psiócion se ecnurtenen un las es ipmotra Cmabrigde súgen en última la no odren sloo que ltera cocrrtea ipormtnate en que etsén una.

Pregunta: ¿Cuál de las figuras 2.6a, 2.6b ó 2.6c parece más difícil de leer y entender? ¿Cuál parece más fácil?

Sentence, word and letter information
Figura 2.6: Método de Pelli y Tillman (2007) para eliminar la información de oraciones, palabras y letras.

¿Crees que perder la información de la letra (c) hace que la lectura sea más difícil y perder la información de la palbara (b) es más fácil de leer? De ser así, tus respuestas corresponden con los resultados de Pelli and Tillman.

Identificación de las características de las letras

En vista de la importancia de identificar las letras, muchos trabajos de investigación han examinado las características de las letras que los lectores utilizamos para distinguirlas entre sí. Sin embargo, los modelos de lectura han asumido que el tipo de fuente no afecta los resultados básicos (McClelland and Rumelhart, 1981, p. 383). Muchos modelos utilizan una fuente con segmentos de línea recta, creados por Rumelhart y Siple (1974) que pasa por alto las formas típicas de las letras (véase Figura 2.7). Sin embargo, actualmente los psicólogos prestan una mayor atención a la percepción de las letras, lo que debe ser bueno para los tipógrafos. Los resultados de dichos estudios se describen en el Capítulo 5, donde se combinan con la investigación desde la perspectiva del diseño.

Font used to create words in Rumelhart and Siple

Figura 2.7: Fuente usada para crear palabras en Rumelhart and Siple (1974) que aún se utiliza en modelos de lectura.

Lectura de diferentes tipos de letra y caligrafía

La investigación sobre las características de las letras, busca aquéllas que son compartidas por todas las letras a y todas las letras b, etcétera, tales como segmentos medios o terminaciones de trazos (véase el Capítulo 5: Rasgos de las letras). Un lector experto puede reconocer rápidamente la mayoría de las letras sin importar la forma visual, que puede implicar a la fuente, la caja, si es mayúscula o minúscula o la escritura manuscrita.

Letter identification
Figura 2.8: Identificamos la letra b aunque ésta tome muchas formas y tamaños.

A pesar de estas diferencias en las formas visuales de la misma letra, podemos identificar fácilmente las letras, así como reconocer que representan el mismo caracter. Creamos identidades abstractas de letras (Grainger, Rey y Dufau, 2008), donde la letra se identifica como a o b independientemente de la fuente, el tamaño o si es mayúscula o minúscula (Besner, Coltheart y Davelaar, 1984). La figura 2.8 ilustra este mapeo de diferentes formas sobre una representación única. Hace casi 30 años, un psicólogo (Sanocki, 1987, 1988) dio una explicación sobre cómo lo hacemos e identificamos las letras a pesar de sus diferentes formas a lo que llamó “sintonización de fuentes”.

A menudo se asume que una vez que hemos convertido a la identidad abstracta de una letra, olvidamos el conocimiento de la forma visual, porque no resulta esencial para la lectura. Existen excepciones, como cuando queremos:

El Panel 2.3 da más detalles sobre la sintonización de fuentes y la investigación que examina el modo en que reconocemos las letras por medio de técnicas neurocientíficas.

A digital 'ransom note'
Figura 2.9: Una 'nota de rescate' digital que simula la práctica de cortar letras de diferentes periódicos, a manera de evitar que reconozcan tu letra manuscrita y por lo tanto, asegurar el anonimato. No tiene sentido hacer lo mismo en un entorno digital; sin embargo, existen fuentes de tipo nota de rescate. Esto genera un desafío a la sintonización de fuentes y la identificación de letras, ya que necesitamos volver a sintonizar letra por letra.

Preguntas: Con fundamento en lo que has aprendido sobre nuestro modo de leer ¿por qué la escritura manuscrita suele ser más difícil de leer que la impresa? Considera (1) los caracteres individuales; (2) la relación entre diferentes caracteres.
Aquí te doy una pista: ¿Por qué una nota de rescate puede ser más difícil de leer que un texto normal? (Figura 2.10)

Resumen

A los tipógrafos y diseñadores gráficos se les hizo creer que leemos porque identificamos las palabras por la forma de su contorno. Esto fue lo que en su momento opinaban los psicólogos, pero la investigación mejora nuestro entendimiento, por lo que es importante actualizar nuestros conocimientos. Ahora sabemos mucho más sobre la lectura gracias a que:

Se ha desarrollado un mayor interés entre los científicos hacia el análisis de diferentes formas visuales, y se ha dejado de suponer que todas las letras son iguales, de modo que no importan el tipo de letra o si es mayúscula o minúscula. La investigación psicológica reciente está demostrando una mayor sensibilidad a la tipografía, lo cual será de gran beneficio para los diseñadores. Los estudios se describen con más detalle en el próximo capítulo.